
Oceanólogos afirman que no basta con sancionar al Grupo México por el derrame de tres mil litros de ácido sulfúrico, sino que es necesario un monitoreo permanente de la calidad del agua y los sedimentos de la bahía en el Mar de Cortés, financiado por la compañía como una medida compensatoria.
Los oceanólogos Adrián Villegas Jiménez, Jesús Antonio Cruz Varela, Roberto Escalante-Ramírez y Juan Antonio Delgado Contreras, señalan que el impacto de ésta contingencia debe ser valorado cuanto antes, incluyendo una caracterización del derrame, que describa cantidad y calidad de los contaminantes, sitio, hora del día y velocidad del vertimiento.
“Para precisar los impactos químicos por la dilución de contaminantes, incluido el ácido sulfúrico, en el agua de mar es indispensable realizar un muestreo de la calidad del agua en varios puntos de la Bahía de Guaymas, que incluyan los siguientes factores: temperatura, pH, alcalinidad, metales pesados, hidrocarburos y pesticidas”, indican.
Añaden que a continuación, los daños causados por el derrame deberán ser evaluados en forma integral, considerando el impacto biológico y socioeconómico.
Asimismo, los expertos que integran la Red Binacional de Oceanólogos exponen que es preciso verificar por parte de protección civil, la actualización de la evaluación de riesgos que tuvieron que haber presentado, cuando se instaló la planta.
“No basta con aplicar las sanciones especificadas por ley de las autoridades competentes. Es necesario instaurar un programa de monitoreo permanente que incluya factores fisicoquímicos de la calidad del agua y los sedimentos de la bahía, incluyendo la biota -conjunto de la fauna y la flora de una región- en ambos medios, financiado por la empresa como una medida compensatoria.
“Dicho programa de monitoreo necesita del auxilio de la instrumentación que mide corrientes, nivel del mar, salinidad, temperatura, nutrientes, metales pesados y organoclorados, entre otros aspectos”, explican.
Consideran que los macro y microorganismos vegetales y animales, asociados a los sedimentos marinos, ya sean rocosos, arenosos y limosos, constituyen diversos ensamblajes de comunidades estables, comparados con otros grupos que tienen mayor capacidad de desplazamiento.
Los oceanólogos aseguran que estas características se acentúan en cuerpos de agua, con reducida circulación e intercambio de agua oceánica, como sucede en algunas lagunas costeras o encierros industriales. “Por ello, el monitoreo de éstos ensamblajes es indispensable pues resultan valiosos indicadores de impacto ambiental”, dicen.